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Lo que debes hacer para tomar decisiones


Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

Si no estás tomando decisiones es porque ya decidiste. La indecisión es una forma de decidir.

Pedro Sifontes

La vida es una serie de decisiones, todos los dias tomamos decisiones, algunas son fáciles y otras son complejas. Por ejemplo tomaste la decisión de leer este post, espero que puedas leerlo hasta el final.

A veces no tomamos decisiones por miedo (perder, rechazo, lo que dirán,…) o la tomamos con miedo y eso nos puede llevar a un error.

¿Has leido lo del Rey y el Sabio?

Hace muchos años en la lejanía, había un reino muy pacífico. Y como tenían un buen rey, los habitantes del reino eran felices y prósperos. Desafortunadamente el buen rey de repente se enfermó y murió.

Su único hijo, el cual aún era muy joven, se transformó en rey. Pero el joven rey sabía que aún no estaba preparado para las responsabilidades que devienen de reinar. Le preocupaba equivocarse y que estos errores afecten a los habitantes.

Muchos individuos de la corte eran más que felices aconsejando al rey. Uno de ellos sugirió que el rey debería dejarlo gobernar como Regente hasta que el rey sea lo suficientemente adulto para reinar por sí mismo.

El rey estaba confundido. ¿En quién podía confiar? Le preguntó a su madre qué hacer; esta le sugirió que consulte con su viejo maestro, un hombre muy sabio que se había retirado para vivir una vida de contemplación en la cumbre de una montaña muy lejos. Las preparaciones adecuadas se realizaron para tal viaje y luego de un largo y árduo camino, el rey finalmente llego a la cumbre de la montaña.

El sabio y el joven rey se saludaron con el protocolo apropiado y, al finalizar este, el sabio preguntó: “Majestad: Usted es ahora rey de un reino. ¿Por qué esta visitándome y no está en la corte gobernando su país?”

El joven rey le explicó que quería poder depender de un buen consejero pero que no sabía a quién elegir. Le mostró a su viejo maestro documentos en los que detallaban la experiencia y cualidades de cada uno de los candidatos y le pidió su consejo.

El maestro examinó los documentos y los puso a un lado. Simplemente dijo: “Usted es el rey. Usted debe decidir”

El joven rey explico que era muy joven y no tenía la experiencia necesaria para elegir sabiamente. “Sé que usted es un hombre muy sabio”, dijo, “Es por eso que le estoy pidiendo su ayuda”

Pero el maestro respondió: “No haré esto por ti”. Luego cerró sus ojos y comenzó a meditar. El joven rey estaba muy decepcionado. Varias horas después, cuando el sabio abrió sus ojos el joven rey estaba aún allí, arrodillado frente a él.

El sabio le ordenó al rey que se vaya, pero el rey decía que no se iría hasta que su maestro lo ayude a tomar una decisión. Le suplicó: “¡Ayúdame por el bien del reino!”. Viendo que su antiguo alumno era sincero y no se iría hasta que le diera una respuesta, el sabio maestro finalmente dijo, “No decidiré qué persona debes elegir pero, como insistes, te aconsejaré. Espero que luego puedas tomar la decisión correcta.”

El sabio maestro le preguntó al rey que mirara nuevamente los documentos que describían a los candidatos y que identificara a aquellos que no podrían ir a la corte regularmente debido a su delicada salud. Dándose cuenta de que estos no podrían ser sus consejeros, el rey eliminó a tres de los doce candidatos.

Luego el maestro le pidió al rey que nombrara los temas más importantes del reino. El rey contesto que quería mejorar el sistema educativo en el país y proveer mejores condiciones de vida para la gente, particularmente en las áreas rurales. También mencionó la importancia de tener una fuerte armada. El sabio dijo: “Has observado como tu padre gobernó el reino y estoy seguro que sabes qué cualidades y características son requeridas de tus consejeros”.

El rey entendió que necesitaba poder contar con las facultades de su consejero y eliminó a seis candidatos los cuales no podrían ayudarlo a lograr sus objetivos. “¿Pero cómo podré elegir entre los tres restantes?”, preguntó. El anciano respondió haciendo más preguntas: “¿Quién es el que demuestra más respeto por el rey? ¿Quién es verdaderamente devoto y de confianza? ¿En quién puedes contar para defender el reino? ¿Quién no te traicionará a tus enemigos por beneficio personal?”

El joven rey pensó acerca de estas preguntas y finalmente entendió: Necesitaba un consejero con buenos y sólidos valores. Había un solo candidato en el cual podía contar, así que después de agradecer efusivamente al sabio el rey retornó al palacio y anunció su decisión. Con la orientación de su antiguo maestro, el joven rey aprendió a tomar una sabia decisión.

El consejero sirvió al rey fielmente durante años. Durante el largo régimen del rey el reino fue más próspero y los habitantes más felices.

Nuestras decisiones nos llevan a lo bueno o malo de la vida, no hay lugar intermedio.

Pedro Sifontes

Esta es una historia que  se les da a los instructores de Taekwon-do para que entiendan los principios de esta arte marcial, y nosotros podemos aprender de ella. Es similar a lo que el coaching puede hacer por ti, el sabio maestro no le dice al joven rey lo que tiene que hacer, sino lo ayuda a entender cómo tomar una buena decisión basándose en principios y valores básicos.

En el coaching, el coach no te dirá lo que tienes que hacer, sino te ayudará a reflexionar en tus valores y capacidades para que tomes acción sobre tu vida, pudiendo alcanzar las metas que te propones.

El coaching te da las herramientas, distinciones y habilidades para que puedas mejorar tu vida, tus relaciones, tus finanzas, tu trabajo y todas las áreas que quieras mejorar.

Te invito a reflexionar sobre las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo estoy tomando mis decisiones?
  • ¿Tomo mis decisiones basadas en valores y principios?
  • ¿Soy guiado por mis emociones o puedo encaminarlas para mi bien?

Me encantaría poder leerte y si necesitas conocer cuáles son tus valores por favor escribeme y te enviaré un ejercicio que te ayudará a definir tus valores. De seguro tomarás mejores decisiones.

En amor y liderazgo,

Pedro Sifontes

Es que me hacen enojar

Crédito: cookie_studio – freepik.es

“Todo lo que logras y todo lo que no logras es el resultado directo de tus propios pensamientos”.

James Allen

¿Te ha pasado que terminas culpando a otras personas de tus malas actitudes?

Culpas a tu pareja, a tus padres, jefes, compañeros, gobierno, circunstancias, por las cosas que te pasan.

No es que te hacen enojar, es que has permitido que el enojo te controle. Me he encontrado con muchas personas experimentando malas actitudes culpando a otros de su situación, viven creyendo que tienen derecho a  una mala actitud y lo más triste es que se limitan como personas, se atascan en el camino a la vida que quieren, también pueden contagiar a otros. Están aferrados a esa creencia con todas sus fuerzas que no están dispuestos a cambiar.

He conocido mucha gente con un gran potencial, pero con mala actitud ante la vida. Ellos se quejan de todo. Eso me recuerda al pueblo de Israel cuando salió de Egipto, Dios quería llevarle a una mejor tierra; sin embargo, anhelaban volver a Egipto, estando en constante queja. Al final esa generación que salió no pudo entrar a la tierra prometida y murió en el desierto.

Las malas actitudes nos llevan a morir en el desierto de la vida. Terminamos solos, tristes y abandonados. Agotados mentalmente, empleos perdidos, negocios quebrados, relaciones rotas es por nuestras malas actitudes.

Estoy seguro que no es la vida que quieres.

Las buenas actitudes nos llevan a la tierra prometida.

Pedro Sifontes

¿Cómo podemos cambiar nuestras malas actitudes?

Hay 5 acciones que lleva poco tiempo realizarlas, una vez que comiences a practicarlas te elevarás para conquistar las alturas.

1.        Busca siempre lo positivo de la vida. Prepara tu mente para buscar y ver la vida con una nueva mentalidad. Comienza a ver las posibilidades y oportunidades.

2.        Deja de ser una víctima, deja de culpar a otros y asume responsabilidad por tu vida. No te tomes todo en serio y comienza a reírte de  ti mismo.

3.        Perdona a otros, no guardes rencores. Tú sólo puedes cambiar tu actitud, no la de ellos.

4.        Cuenta tus bendiciones. Mientras más cuentes tus bendiciones la vida te sonreirá más. Las personas agradecidas viven y disfrutan más.

5.        Mantén un diálogo interno positivo. No es lo que otros te dicen, es lo que te dices a ti mismo lo que determinará  la calidad de tu vida. Lo que pienses y digas acerca de ti es clave para ser la persona que quieres ser.

Estas 5 acciones te pueden llevar 5 a 10 minutos cada día. Tu eliges tu actitud cada día. Cada día tienes la maravillosa oportunidad de comenzar de nuevo.

¿Este post te ayuda o necesitas conversar para seguir mejorando tu actitud?

Me encantaría saber de ti, 

Pedro Sifontes

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