“Una persona sin sueños claros es una persona sin identidad” Pedro Sifontes
Algunos de nosotros llegamos a ver la película El caso Bourne, Identidad desconocida. Esta basada en la novela de Robert Ludlum, y es la historia donde un hombre es hallado herido en el mar y al despertar no tiene memoria de nada. Sólo un número de cuenta de un banco, lo que le lleva a descubrir su nombre: Jason Bourne. Al volver en sí, Bourne no recuerda absolutamente nada de su pasado, por lo que agradeciendo a sus salvadores emprende el camino hacia el reencuentro consigo mismo, usando como única pista, la dirección del banco suizo.
Siguiendo este rastro, Jason Bourne descubrirá poco a poco que es poseedor de habilidades de batalla y pensamiento altamente sofisticadas; atado a su desconcierto y huyendo de agentes que continua e inexplicablemente tratan de asesinarlo. ¿Será que este puede ser tu caso? ¿Sabes tú quien eres o desconoces tu identidad?
¿Quién soy?
Esta es una de las preguntas más complicadas que todos alguna vez nos hayamos hecho, parece fácil de contestar, pero la realidad es que no es tan fácil como parece. En oportunidades cuando estamos entrenando, capacitando o dando alguna conferencia lanzamos la pregunta: ¿Quién eres tu?, y la verdad que nadie sabe qué contestar. Muchos me dicen su nombre, otros me dicen la profesión u ocupación que realizan, otros me hablan de su nacionalidad, y yo les digo amablemente que Yo no les pregunté su nombre, yo pregunté ¿quién eres?.
Esta práctica me ha enseñado que a mucha gente se le dificulta hablar de sí mismo. Pueden hablar de los demás, pero de sí mismo les cuesta. Eso lo comprobamos así: a cualquiera que usted le pregunte: ¿quién es tal persona? Seguramente se desborda dándole una descripción detallada de esa persona. Sea bueno o malo siempre tiene algo que decir, pero cuando la pregunta es ¿Quién eres?, existe como un bloqueo mental y pasa lo que le sucede a Jason Bourne, identidad desconocida.
Alguien dijo: “Tú eres tres personas: Aquella que crees ser; aquella que otros piensan que eres; y aquella que Dios sabe que eres”. . En la medida que nosotros aprendamos a reconocer quienes somos verdaderamente, entonces nuestra vida será una vida más sana, feliz y de maravilla.
Todos queremos una vida feliz, pero la verdad es que no todos estamos experimentando esa vida abundante y maravillosa, pero no lo sabrás ni lo experimentaras hasta que tengas bien clara tu identidad. Y para ello hay que prepararse mental y emocionalmente con los principios divinos establecidos en la Palabra de Dios.
Conocer tu identidad te hace fuerte, quita la duda y vence el miedo, sobre todo te da un destino.
Uno de mis versículos favoritos es: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10). A través de este versículo puedes darte cuenta que no eres un accidente, que tu vida tiene propósito, tu eres hechura de Dios y has sido creado para grandes cosas, para obtener resultados extraordinarios en la vida.
Así como Jason Bourne en la película también se percata que posee muchas habilidades extraordinarias, que fue entrenado para misiones imposibles, debes darte cuenta que en ti hay fortalezas, virtudes, habilidades y talentos únicos para una misión, para desarrollar los sueños que Dios ha puesto en tu corazón. No dejes que los asesinos de sueños te hagan abortar la misión. Nunca renuncies a ellos, fuiste creado para grandes cosas. Es tiempo de descubrir tus fortalezas y debilidades, tus virtudes y defectos y tus habilidades y talentos.
Tienes que saber que tu capacidad puede llegar a altos niveles y que tu valor es incalculable. Eres la máxima creación de Dios. Tú puedes alcanzar resultados extraordinarios en la vida. No espere que los años pasen para que después diga: si hubiera hecho esto, que hubiese pasado. Hoy es el mejor día para empezar a ser lo que Dios dice que eres, para empezar a ser y hacer aquello que Dios ha puesto en tu corazón.
En amor y liderazgo,
Pedro Sifontes
Coach Personal
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