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«Trate de no convertirse en un hombre de éxito. Más bien, conviértase en un hombre de valor».

Albert Einstein

¿Sabías que naciste para el éxito?

Muchas personas no lo saben porque miran su vida y piensan que nacieron para el fracaso. Sus mentes han sido moldeadas para la derrota y lo triste es que se conforman con ese estado porque lo que han recibido de otros es que la vida es así. Unos son favorecidos y otros no. Cuando Dios te creó lo hizo de tal manera que tuvieras éxito en todo lo que hagas, que tengas libertad y experimentes la vida abundante. Él desea que vivas sin molestias y preocupaciones.

La pregunta que nos hacemos es ¿Por qué no tengo éxito? cuando la pregunta correcta es ¿Qué me falta para tener éxito?

El éxito no es cuestión de suerte. Es cuestión de caminar en tu propósito, de prepararte y confiar que Dios cumplirá.

Tú naciste para el éxito. Todo lo que Dios creó fue diseñado para tener éxito. La naturaleza misma, los animales, lo que Dios hizo fue bueno y tú no eres la excepción.

¿Por qué no estás teniendo éxito? Es porque estamos viendo el mundo de manera incorrecta, tienes los lentes equivocados. La mayoría de tus pensamientos acerca de ti mismo son negativos. Puedes llegar a sentir lo siguiente:

– No soy suficientemente bueno.

– No soy tan guapo.

– No tengo un buen cuerpo.

– No tengo talentos.

– No soy inteligente.

-No soy o no tengo se convierte en tu favorito.

Y comenzamos a encontrar cientos de razones para no tener éxito. Más que razones son excusas y con excusas lo que estamos es dañando nuestro ADN, estamos deshonrando a Dios y nos bloqueamos para tener éxito.

Leemos que Dios nos creó a su imagen y semejanza, sin embargo muchos dudamos que hemos sido creados con capacidades únicas para crear, emprender, multiplicar y generar riquezas.

Si no piensas ni crees que has sido diseñado para el éxito ¿Qué estás creyendo? ¿Cuáles son tus creencias?

Mis creencias generan comportamientos, mis comportamientos generan resultados, si los resultados no me gustan debo cambiar mis creencias.

Otra de las capacidades que Dios nos ha dado es la capacidad de elegir.

¿Seguirás con un nivel de pensamiento mediocre o elevarás tus pensamientos?

Usa tu habilidad para elegir la vida que quieres y comprométete con ella.

Si no estás teniendo éxito no es porque Dios no lo quiere para ti es porque tú manera de pensar te tiene en ese lugar donde no quieres estar. La decisión de salir de allí es tuya y si necesitas ayuda puedes escribirme.

En amor y liderazgo,

Pedro Sifontes